Para los días 5
y 6 de abril próximo, se ha programado diversas actividades con ocasión
del Festival del Plátano Maleño. Es que el plátano maleño,
especialmente de la isla tiene historia, tradición, prestigio y
renombre. Se llama plátano de la isla porque una cepa fue traída -en
1520- por el misionero Tomás Berlanga de la isla española Santo Domingo
(hoy República Dominicana).
Si bien el plátano se cultiva en todo el valle de Mala, son los sectores de Santa Inés, Santa
Enriqueta, Santo Cristo, Los Huarangos, en el lugar denominado “El
Platanal” (Bujama Alta) donde se encuentran las mejores cabezas que se
destacan por su calidad y cantidad. Pero hay un detalle a tener en
cuenta: debajo de El Platanal hay una sobreexplotación del agua
subterránea originadas por mineras locales y balnearios de Asia que han
llevado al agotamiento de la napa freática. Y los plátanos ya no son los
de antes.
En este
festival debe servir para hablar de las bondades del plátano maleño,
pero también de su problemática y el trabajo incansable de sus
agricultores. Quién mejor que ellos para que nos hablen de sus
variedades de plátanos como la isla, seda, sedón, morado rojo, morado
blanco, papayo, palillo, manzanito, bizcochito y bellaco. Ellos, los
agricultores, batallan por recuperar la identidad de su producto y la
economía de sus familias.
Texto y fotos: Iván Reyna Ramos
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